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De Ingeniera a Coach

¡Buenas a todos! Cómo están? Nosotros muy contentos de recibirlos nuevamente en nuestro Blog! Ha sido una semana muy especial y queremos agradecerles la cálida bienvenida que han tenido con este nuevo espacio. Este Jueves, vamos a presentarles la historia de una de nuestras Coachs, que integran nuestro equipo Leadership. Vero, quiere contarles lo que siente y sintió en su transformación personal desde su Ser Ingeniera a su Ser Coach. Quienes se hayan formado como Ingenieros o estén estudiando para serlo, seguramente se sentirán muy identificados!

[¿Cómo podría integrarse el Coaching a tu profesión? ¿Y a tu trabajo? ]

Los dejamos con este interesante escrito! Nos vemos la próxima semana!

De Ingeniera a Coach

Mi hermano suele decir sobre mí: Huy! Ya salto “La Vero”, para ella todo es 2+2

En mi familia este ha sido siempre un chiste fácil y nos ha generado mucha gracia la manera en que traslado mi pensamiento de “Ingeniera” a la vida… para mí todo es 2+2. Podría decirse que vivo… o vivía… en modo “Ingeniera”. Y por si eso fuera poco me casé con un Ingeniero, mi mejor amiga es ingeniera y mi vida entera me vi rodeada de estos seres hermosos hexaedros regulares, 6 caras, 8 vértices, 12 aristas… ¿les suena?

La asociación de nosotros los ingenieros a lo cuadrado y estructurado, para mí, no es nueva y no es infundada. El razonamiento lógico matemático estuvo presente en mi formación y casi me hizo creer que todo puede plantearse y solucionarse con un modelo en donde hay una única solución posible, o bien… si existen varias soluciones puede encontrarse UNA que es LA MAS EFICIENTE. Y digo casi, porque mi formación empezó en la Universidad, pero siguió en la industria, en la obra, en la cancha, ao vivo… Y ahí por fin ME VI, y entendí mis limitaciones. Y como buena Ingeniera busque la solución correcta. Busqué mi Némesis, mi lado B, la otra mitad de la naranja, aquello que observaba estaba haciéndome “falta” y listé: Inteligencia Emocional, Destrezas Sociales, entrenamiento en Liderazgo, habilidades de motivación y con algo (o mucho) de ayuda… le puse un nombre; “debo y quiero estudiar coaching”.

A medida que me fui metiendo en el mundillo del coaching me enamoré, mi gran maestra a quien adoro Lucia Moreno y con quien tengo el honor de trabajar hoy en Leadership, me fue mostrando de a poco, con mucho amor, paciencia y excelencia las distinciones que todo coach debe incorporar. Como todo proceso de aprendizaje tuvo sus altibajos, momentos ¡Ajá! o (en palabras de mis actuales aprendices de coaching) momentos ¡Eureka! en los que todo estaba tan claro, tan obvio y sentía que se me caía la venda de los ojos y otros momentos, en los que el desafío estaba poniéndome fuera de mi zona de confort, momentos en los que varios paradigmas de mi “cuadratez” se me vinieron abajo.

El día de hoy, que tengo la grata tarea de escribir esta entrada para nuestro nuevo y recientemente inaugurado Blog, quisiera mostrarles uno de principios de la ontología a partir de esta imagen:

Al menos para mí, es muy ilustrativa para mostrar que no sabemos cómo son las cosas, solo sabemos cómo las observamos o interpretamos. Y cuando te das cuenta de esto, a partir de ahí… ya no tiene sentido andar por la vida buscando tener la razón, porque en cuestión de opiniones, todos la tienen, o tal vez nadie. Y además aún si lograra tenerla ¿para qué me sirve que me den la razón, imponiendo mi punto de vista… si eso daña mis relaciones, y no me lleva a los resultados que busco? ¿Razón o Resultados? ¿Qué querés tener? … ¿tomaste tu decisión? Si te decidís por los resultados, ¡Bienvenido a nuestro bote!

“Nuestros resultados, son tus resultados”

Ese es nuestro lema en Leadership. Pero te advierto, nuestra propuesta no pertenece al grupo de soluciones fáciles del tipo ¡Llame ya!

Ocurre que, al parecer, tener la razón puede ser muy adictivo, es “sabroso” y se siente muy bien, es placer a corto plazo… pero a un alto precio. No es tan simple como chasquear los dedos y pasar de un estado al otro. Lamentablemente, el placer por tener la razón en nuestras conversaciones, viene a ser como las harinas para quien intenta mantener una dieta proteica (y se los dice una entendida en este último tema).

¿Cuál es el secreto? La Consciencia.

Ese milisegundo en el que tomas la decisión de no reaccionar, sino responder con habilidad. Ese momento en el que preferís guardarte un ¡Te lo dije! Porque, aunque sabes que tenés razón, porque vos se lo dijiste… ahora esa frase no suma y esa persona te importa. Y te importa más cuidarla, y cuidar tu relación que plantar la bandera de “tener razón”.

Ese momento en el que respirás profundo y preferís guardar una conversación difícil, para otro momento, cuando el contexto sea más adecuado (aunque te mueras por vomitarle todo ahora). O por el contrario, ese otro momento en el que estando todo tan tranquilo, en un ambiente de “amor y paz” decidís abandonar las conversaciones triviales y superficiales con tu ser querido, para iniciar conversación sobre un tema que ambos vienen esquivando porque “es delicado” y aun no lo resuelven… pero vos sabes en el fondo que no se puede seguir aplazando más y estás listo para exponer en forma productiva y ante todo escuchar…. escuchar el otro punto de vista, y resolverlo juntos… ir por el resultado que querés lograr en esa relación.

Estoy convencida que la consciencia es la clave para mejorar nuestras relaciones y con ellas nuestros resultados. ¿Vos? ¿Qué opinás? Me gustaría conocer como observás vos esta “realidad” Gracias por leerme. ¡Y hasta la próxima!.

Verónica Osimani | Equipo Leadership, 14.06.2019

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